Muchas empresas de menor tamaño pueden creer -equivocadamente- que contar con una firma de consultoría externa solo se justifica en grandes compañías. Sin embargo, esto es un mito, pues hay veces en que contar con un asesor profesional llega a ser clave.
A diferencia de las grandes compañías y corporativos, las pymes no siempre pueden contar con un gran equipo y con el personal suficiente para realizar todas y cada una de las tareas que se requieren. En su mayoría, la gente está más dedicada a “sacar” el día a día y pocos tienen tiempo para analizar y optimizar todas sus operaciones.
Es por ello que el trabajo de los consultores se torna fundamental para las pymes, pues la asesoría que ofrecen este tipo de profesionales ayuda en gran medida a mantener el control de sus operaciones, generar estrategias para mejorar sus procedimientos, organizar la estructura para que esta funcione de manera perfecta y en general, impulsar al crecimiento y desarrollo del negocio.
Lo cierto es que nadie nace sabiendo todo. Y los empresarios no son la excepción, por más preparado que alguien esté, siempre habrá algo nuevo que aprender y para ello es necesario contar con apoyo. Ideal disponer de un experto profesional en el área que ofrezca orientación e información sobre algunos temas y procedimientos críticos.
La función de la consultoría cumple entonces con un papel muy importante para el desarrollo y crecimiento de una pequeña o mediana empresa. Gracias a una asesoría externa, es posible disponer de toda la información necesaria para mejorar el desempeño y la competitividad en el mercado.
Una de las grandes ventajas que ofrece el servicio de consultoría es una visión externa del entorno y las condiciones del mercado, lo que permite tener una percepción mucho más crítica y objetiva del estado y las condiciones en que se encuentra la empresa. De esta manera, es posible detectar con mayor facilidad cualquier fallo o inconveniente que esté presente en alguno de los procesos.
Esto realmente es una gran ventaja para una pyme, pues gracias a este punto de vista mucho más objetivo y alejado de la influencia que puede generar una relación laboral, es posible para quienes proporcionan la consultoría y el empresario tener discusiones acerca de la información y los análisis realizados y así poder pensar, reflexionar y encontrar las mejores opciones y soluciones a los asuntos y problemáticas que pueden estar presentes.
Frente a este escenario, se puede decir que son los consultores externos son verdaderos agentes de cambio: catalizadores que impulsan al empresario y su negocio a tener nuevas ideas, abrir su mente y estar dispuesto a sufrir el cambio y adaptación que el mercado requiere constantemente. Muchas veces, este es el único camino para incrementar de manera correcta los recursos para competir en el mundo de los negocios.
Una idea común que está muy arraigada en las pymes es que al tratarse de pequeños negocios no tienen la necesidad ni la obligación de adaptarse a las condiciones del mundo empresarial, pues su mercado es pequeño o su producto está dirigido a un sector muy específico. Sin embargo, esta idea no es correcta y a mediano o largo plazo puede provocar la caída e incluso la extinción del negocio.
Toda empresa debe estar en constante desarrollo y adaptarse a las condiciones que el mundo de los negocios impone, pues desde el más grande corporativo hasta el negocio familiar más pequeño está sujeto a los cambios y condiciones del mercado, por lo tanto, para sobrevivir y mantener la competitividad en este es necesario cambiar y adaptarse a dichas condiciones.
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