Tener estudios de especialización –como un MBA– permite disponer de mejores redes de contacto y una visión más global de los negocios. Por lo mismo, quienes cuentan con esta formación complementaria por lo general obtienen empleo antes y con mayores ingresos que quienes no tienen este grado académico.
En general, los profesionales que cuentan con un MBA o algún estudio de postgrado, tienden a tener una transición de carrera mucho más fluida que sus pares que quienes no siguieron avanzando en sus estudios luego de su pregrado. En el primer caso, la mayoría de las veces logran encontrar una nueva posición antes.
Este fenómeno se puede explicar ya que los ejecutivos con MBA o similares tienen una visión más global de los distintos negocios, y por lo mismo son más atractivos para las compañías. En definitiva, tienen una mayor capacidad de entender el mercado y el trabajo de las distintas áreas de la empresa, lo que les permite tomar decisiones más estratégicas.
Esta mirada más amplia que entregan dichos posgrados también incidiría en el número de alternativas con las que calza el perfil de los profesionales. Quienes no disponen de esta formación se tienden a especializar en un área, por lo que acceden a un mercado más pequeño de oportunidades laborales, mientras que con un MBA se dispone de un set de habilidades que hace que la persona sea más flexible y se pueda acomodar a más alternativas.
Por otra parte, las mejores redes de contacto también inciden en su reubicación laboral. En este tipo de programas se crean lazos durante la estadía académica, lo que permite ampliar y generar nuevas conexiones a más oportunidades laborales. El MBA, en definitiva, aumenta la empleabilidad.
Todos estos atributos se traducen finalmente en las expectativas salariales. La mayoría de las veces la empresa internaliza que las personas con MBA tienen capacidades que valen más y les asignan un valor más alto a la negociación del sueldo.
Ahora bien, la duda que surge es cuál es el momento ideal para hacer un MBA. Y lo cierto es que no hay una única mirada, pero en general la recomendación es a no hacerlo recién egresado del pregrado. Se tiende a pensar que mientras más trayectoria se tiene, más se puede aportar, más preguntas hay por hacer y los casos que se revisan se pueden estudiar mejor con base en la experiencia.
Asimismo, en la medida que se alcanzan posiciones más altas, mayor importancia adquiere contar con un MBA ya que hacer uno de estos programas permite estar más preparado y en una plataforma competitiva más óptima.
Las posiciones directivas de alto nivel privilegian programas internacionales con prestigio. En ese sentido, un MBA en el extranjero es un diferenciador mucho más potente que otro nacional a la hora de encontrar trabajo en la parte alta de la jerarquía organizacional.
Se tiende a pensar que fuera del país es posible adquirir mejores vivencias prácticas, ya que los candidatos interactúan con empresas de primera línea. Otra ventaja de quienes estudian en el extranjero es su capacidad de adaptación y nivel de inglés.
Así las cosas, el nivel de estudios influye de forma significativa en el desarrollo de carrera y puede llegar a ser un elemento clave para lograr una reubicación laboral beneficiosa.