Las compañías se fijan en ciertos aspectos a la hora de buscar un asesor independiente, como el nivel de confianza que transmitan y la capacidad de alinearse con el proyecto.
Una empresa de consultoría actúa como agente de cambio, pues acelera la transferencia de conocimientos y eleva el nivel de capacitación de las personas. Es un rol clave para la sobrevivencia de las compañías, por lo que ellas dan especial énfasis al proceso de búsqueda.
La variable que más se valora al elegir una consultoría de negocios es la confianza. Y es que una buena relación cliente-consultora se funda esencialmente en ella. Si no existe una buena compatibilidad personal entre ambas partes, es menos probable que se establezca la confianza y se produzca algún tipo de impacto que se mantenga a través del tiempo. Muchas tareas de consultoría fracasan pues no se hace un buen manejo de esa relación.
En segundo lugar, las empresas se van a preocupar de contratar a un asesor que logre alinearse con los objetivos del proyecto. Con frecuencia, clientes y consultores tienen puntos de vistas diferentes sobre el objetivo final y, a menudo, las metas se definen en forma vaga (por ejemplo, “mejorar un proceso de negocio”). Una tarea de consultoría sin objetivos medibles, generalmente termina en frustración. Por lo mismo, una buena recomendación es siempre evaluar el alcance y el propósito del proyecto propuesto.
Además, es importante aclarar que la consultoría no es para siempre. La actividad de la consultora debe tener un comienzo y un final definidos.
Por otra parte, es por todos sabido que el objetivo de una firma de consultoría es lograr la satisfacción del cliente, pero no se puede ofrecer una garantía del 100% sobre el dinero invertido. Por lo mismo, durante la etapa de la propuesta, es importante especificar con precisión lo que se ofrecerá. Este punto puede ser determinante para que finalmente la compañía se decante por un asesor en vez de otro.
Otra variable de peso para las empresas, es la experiencia de la consultoría y su soporte post-proyecto. Lo cierto es que cada tipo de proyecto tiene sus especificidades, y en ese sentido, no es lo mismo contratar a un asesor para elegir un software empresarial, que para la implementación de normas de calidad o la realización de una auditoría.
Es necesario que el consultor tenga un profundo conocimiento del tipo de proyecto que hará para su potencial cliente. Si, además, el consultor conoce el sector, sabrá de antemano las particularidades que deberá atender.
Además, es importante analizar cómo será el soporte una vez finalizado el proyecto, pues si no hay seguimiento los esfuerzos pueden perderse. Una consultoría de negocios que entregue claridad sobre la post-consultoría puede mover la balanza a su favor.
Por último, es fundamental aclarar bien los aranceles de la empresa de consultoría. Las empresas de consultoría por lo general tienen altos gastos indirectos y, por lo tanto, necesitan asignarlos a todas sus actividades de consultoría. Sin embargo, los clientes deben tener una clara comprensión de los honorarios y cómo se correlacionan con los servicios específicos.
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